Las historias que contamos sobre nuestras vidas influyen en nuestra felicidad y perspectiva de la vida. Cómo podemos ser buenos contadores de historias.
Desde niños, nos fascinan las historias. Una buena historia puede inspirarnos y deleitarnos, hacernos reír o llorar. Las mejores historias nos enseñan lecciones esenciales sobre la vida. Por ejemplo, Caperucita Roja nos enseñó que si a nuestra abuela de repente le sale pelo en la cara, dientes afilados y se le pone una voz profunda, deberíamos ponernos a correr. Rápido.
A medida que nuestros cerebros se desarrollan, avanzamos de simplemente escuchar las historias a contar nuestras propias historias:
“No mamá, no fui yo quien comió las galletas. Fue..err… ¡el perro!”
Desde este principio, podemos ver como algunas personas son mejores que otras contando historias – a menudo son ellos quienes siguen la teoría de:
“¡Nunca dejes que la verdad arruine una buena historia!”
Estas personas son las que nunca dudan en embellecer los hechos para hacer que una historia sea mucho más interesante (aunque menos cierta). Una noche que originalmente era una cena tranquila con dos amigos y unas cervezas ya suena como el guión de la próxima secuela de “Resacón“. Sí, Mike Tyson todavía quiere que vuelva su tigre.
Aunque algunas personas son mejores que otras, todos nosotros somos contadores de historias. Además las historias que contamos tienen un impacto significativo en nuestra felicidad.
Todos Somos Contadores De Historias
Contamos historias regularmente y las historias más importantes que contamos son nuestras propias historias personales. Nuestras historias personales son nuestra forma de describir y explicar los eventos que nos sucedieron. Ellas incluyen nuestros éxitos y fracasos, experiencias agradables y desagradables y otros eventos importantes en nuestras vidas. Muchas veces no contamos nuestras historias a otras personas, sólo a nosotros mismos.
Por ejemplo, una de tus historias personales es la de tu infancia. Es posible que no tengas mucho que contar en esta historia, aparte de la ocasión cuando comiste todas las galletas y culpaste al perro, pero hay un tema general. Tal vez digas que tuvieras una infancia feliz o tal vez digas que tuvieras una infancia no muy feliz.
Nuestras historias personales proporcionan contexto y significado a los eventos de nuestras vidas. Se convierten en parte de nuestra identidad, formando la base de nuestras actitudes, creencias y perspectiva de la vida. Debido a esto, los eventos similares que les pasan a las diferentes personas resultarán en historias muy diferentes, dependiendo de sus estilos de narración.
Ser capaz de contar una buena historia es importante porque nos permiten encontrar el sentido a los eventos de nuestras vidas y nos proporcionan oportunidades para aprender y crecer.

¿Qué Es Una Buena Historia?
Aquí hay 5 elementos que son importantes en las buenas historias.
1) Las historias que van más allá de un primer borrador
Los primeros borradores rara vez son buenos
Cualquier buen autor te diría que su novela superventas no fue escrita en sólo un borrador. ¿Por qué no? Porque el primer borrador era un gran desorden – una colección dispersa de ideas y pensamientos. Los primeros borradores tienden a tener muchos inconsistencias en el argumento, sin mencionar un montón de erratas y errores gramaticales.
Y como sabemos, la gramática buena puede ser la diferencia entre una historia que tiene sentido y una que simplemente es… mala. Un buen ejemplo:
“Mis tres cosas favoritas son comer mi familia y no usar las comas.”
😬😂
El producto finalizado – la historia fantástica que vendió millones de ejemplares – no era el primer borrador, sino el resultado de reescribir, editar, reestructurar y rehacer cientos y tal vez miles de borradores.
Entonces, ¿por qué con las historias más importantes de nuestras vidas a menudo las dejamos después del primer borrador? Podríamos contar nuestra historia mil veces pero esencialmente contamos el mismo primer borrador.
Aquí listo algunos temas comunes de las historias de “primer borrador”, con algunos ejemplos en el contexto de una relación a largo plazo que se terminó:
- Las historias cuando eras la víctima o la persona totalmente inocente / buena: tu pareja era la causa de los problemas, él /ella era una persona mala
- Las historias cuando los eventos te pasaron a ti fuera de tu control: siempre tienes mala suerte en las relaciones, el mundo es un lugar injusto
- Las historias que no tienen una explicación: por alguna razón no funcionó, no sabes qué pasó
- Las historias que están basadas en definiciones o conceptos rígidos, poco realistas o injustos: el amor requiere que sacrifique tus necesidades, estar infeliz es normal en una relación, sólo podrás obtener tus necesidades si las exiges constantemente

Los primeros borradores tienden a carecer de los componentes esenciales
Tu primer borrador puede contener algunos hechos esenciales y verdaderos. A lo mejor tu pareja era muy mala y eres una persona que mereces mucho más. Pero al no ir más allá del primer borrador, tu historia carece de otros hechos esenciales. Por ejemplo, la razón por la que te quedaste en una relación con alguien que no te trataba bien.
Si no revisamos nuestros primeros borradores con la ventaja del tiempo y más claridad, nos perdemos la oportunidad de ver todo con más perspectiva, añadir más contexto y aprender de la experiencia.
Los malos borradores limitan nuestra capacidad de ver el potencial que hay en nosotros mismos y en los demás
A veces los primeros borradores contienen mucha más falsedad que verdad.
Por ejemplo: si tuvieras una mala experiencia en tu primera clase de canto – tal vez el maestro te corrigiera sin tacto, tus amigos se burlaran de ti, o después tu padre te dijera: “El canto no está en los genes de nuestra familia. ¡Ya por favor cállate y déjame ver Cheers en paz!”
Entonces, tu primer borrador sería “Soy mal cantante.. incluso ver Cheers la versión española es mejor que escuchar mis canciones.”
Eso no era verdad, pero como seguiste con el primer borrador, ya no cantas. Una buena historia siempre permite giros inesperados y el desarrollo personal de personajes – pero tienes que seguir más allá del primer borrador.
Dependes de los borradores que escribiste de niño
Sí, ¡eras escritor de niño! A menudo un número de nuestras historias más importantes se basan en los conceptos que escribimos de niños, sin ser conscientes de hacerlo. Luego, continuamos dependiendo de estos borradores a lo largo de la adultez.
Por ejemplo, tal vez de niño, creías que para ser amado tenías que siempre comportarte bien, nunca causar problemas o pedir nada. Entonces tu primer borrador era “El amor requiere que nunca pida nada.”
O tal vez, eras un niño que creía que la mejor manera de llamar la atención era hacer un berrinche. Tu primer borrador era “El amor requiere que llame la atención.”
Como adulto, tu concepto del “amor” de tu niñez se reflejará en tus relaciones. Por ejemplo, si en tus relaciones, sientes que tus parejas no te tratan bien, puede que hagas demasiados sacrificios y necesites pedir más.
Con la ventaja de la madurez, tenemos que revisar y reescribir las historias que escribimos de niños.

2) Las historias en las que reflexionas
“Aprender sin reflexionar es inútil. Reflexionar sin aprender es peligroso.”
Confucio
Una parte importante de crear una historias es la oportunidad de reflexionar y aprender.
Los primeros borradores de las historias tienden a contener sólo las reacciones iniciales – el dolor, la confusión, la ira, el miedo, la pérdida de confianza, etc. Sin embargo, con el tiempo y la reflexión, además de la capacidad de procesar las emociones relacionadas, puedes obtener un mayor significado de la experiencia.
Compartir tu historia
Compartir tu historia puede ayudarte a reflexionar sobre ella. Cuando compartes tu historia, puedes recibir otras perspectivas, además de subrayar las brechas y inconsistencias. Compartir tu historia te puede ayudar a crear una historia más completa y equilibrada.
Elegir bien a la audiencia con la que compartes tu historia es importante. Necesitas elegir a la gente en la que puedes confiar, la gente que pueda escucharte sin juzgar y que pueda brindarte consejos objetivos y compasivos. Si no tienes a alguien así, está bien – escribir tu historia también es muy útil.
El aspecto importante de compartir tu historia es poder reflexionar sobre los eventos que te sucedieron para aprender de ellos, así como expresar y procesar las emociones relacionadas con los eventos. Esto puede ser muy bueno para tu salud.*
Es importante notar que compartir no significa quejarse. Si solo estás repitiendo los eventos (por enésima vez), si estás bebiendo, maldiciendo y gritando, los más probable es que solo estés quejándote.

*James Pennebaker, un psicólogo social estadounidense pasó años investigando los beneficios de escribir y compartir las historias del trauma del pasado (es autor de “Opening Up”).
3) Las historias equilibradas
Todos somos imperfectos, incluso tu
“Al no admitir tus errores, estás admitiendo que los repetirás en el futuro.”
Es normal querer echar la culpa cuando las cosas no salen bien. Pero si tus historias tienden ser muy parcial y no admiten errores por tu parte (“Yo no tengo problemas, son todos mis ex que tienen problemas!”), te estás perdiendo la oportunidad de mejorar algo que podrías – tus propios errores y carencias.
Reconocer tus propios errores no es fácil. Sin embargo, los errores proporcionan información importante sobre lo que funciona y no funciona para ti. Sólo en reconocerlos puedes adquirir experiencia para tomar mejores decisiones en el futuro.
Del mismo modo, tu historia no debe echar la culpa sólo sobre ti. Esto no es justo ni te da una oportunidad para mejorar. Una cosa es darte cuenta de algunas cosas que hiciste mal y que quieres cambiar, otra cosa es decir que eres un fracaso total como persona.
Cada historia tiene más de una perspectiva
Las historias también se benefician de la inclusión de la perspectiva de otros personajes, incluye sus dificultades, emociones y razones por sus acciones. No significa que tengas que hacer excusas por mal comportamiento. Es el reconocimiento de que cada historia tiene dos lados y que las personas suelen cometer errores porque son imperfectas, no porque son totalmente malvadas.
No te enfoques demasiado en el malo
Hay veces cuando la vida es difícil e injusta. Es natural estar infeliz durante estos tiempos. Sin embargo, contar una historia que solo se centra en lo negativo significa que es menos probable que encuentres algo útil de esas experiencias. También puede sabotear tu oportunidad de pasar a mejores experiencias.
Los estilos comunes de narración negativa incluyen:
- (i) Exagerar: toda mi vida es una mierda
- (ii) Sobregeneralizar: siempre meto la pata
- (iii) Personalización: todo pasa por mi culpa
- (iv) Las profecías catastróficas: nunca voy a recuperar de ese golpe
Uno de los peligros de contar las historias negativas es que a menudo se vuelva en algo autocumplido. Si sólo ves y esperas lo malo en la vida, tienes mucho más probabilidad de encontrarlo.


4) Las historias que tienen un por qué
“El que tiene un por qué para vivir, puede soportar casi cualquiera cómo.”
Nietzsche
Las mejores historias te permiten dar sentido a los acontecimientos de tu vida y proporcionarte un por qué.
Puede ser difícil encontrar el sentido en los eventos duros en tu vida, particularmente cuando no puedes controlarlos. A veces la vida es injusta y malos eventos pasan que no tienen sentido. Entonces, la pregunta importante no es “¿Por qué me pasó a mí?” (aunque puede ser útil, particularmente si te das cuenta de un patrón en tu vida).
El por qué de tu historia es mejor descrito como “Por qué quiero seguir adelante.” y “Qué aprendí de la experiencia.”
Por ejemplo, has terminado con una relación mala en la que intentabas mucho pero tu pareja no te apreciaba (podrías sustituir “relación” con “trabajo” y “pareja’ con “jefe” si quieres). ¿Qué es un potencial “por qué”?
Tus intentos aunque tu pareja no te apreciaste es una prueba de tu capacidad de ser una buena pareja. El por qué puede ser el deseo de “Encontrar alguien mejor porque lo merezco.”
Además, el por qué incluye lo que has aprendido y cómo has crecido por la relación. Por ejemplo, la importancia de elegir una pareja que te aprecia y la necesidad de terminar un relacion si tu pareja no te aprecia.
5) Las historias que apoyan nuestro crecimiento
Tendemos a querer contar historias que sean consistentes. Es decir, nos gusta que nuestras historias sean consistentes con nuestras historias anteriores y perspectivas de nosotros mismos. Esto evita la incomodidad de tener que enfrentar perspectivas conflictivas de nosotros mismos.
Por ejemplo, si me veo como una buena persona, pero un día hago algo malo (como comer todas las galletas), me cuento una historia que excusa mi comportamiento (el perro se habría comido las galletas si no hubiera yo), lo que me permite seguir viéndome a mí misma como una buena persona.*
El problema de mantener la consistencia en nuestras historias es que puede limitar nuestra capacidad de probar cosas nuevas, crecer y aceptarnos como somos. Las historias como “Soy tímido y nunca podría hablar en público” o “No soy el tipo de persona que podría conseguirlo” convierten los eventos del pasado en profecías autocumplidas para el futuro.
Nuestras historias no deberían limitar nuestro potencial de crecer ni definir rígidamente a la persona que somos.
*En psicología, esto se llama ‘disonancia cognitiva‘ y explica por qué las personas siempre pueden justificar sus acciones.
Sé Un Buen Contador de Historias
Aunque no lo supieras, eres un contador de historias y las historias que cuentas son muy importantes. Si te tomaras el tiempo y te esforzaras para contar buenas historias, sería increíblemente beneficioso.
Una buena historia no necesita un final feliz, pero debería ayudarte a encontrar una que sí lo tenga.💛
“No puedes volver atrás y cambiar el principio, pero puedes comenzar donde estás y cambiar el final.”
C.S. Lewis